En ocasión del Día del Padre último/pasado, ASAPMI – Asociación Argentina de Prevención del Maltrato Infanto Juvenil, emitió un comunicado referido a la preocupación creciente respecto de la aparición pública en diversos medios gráficos y audiovisuales del país, de asociaciones de padres que reclaman por estar alejados arbitrariamente de sus hijos, especialmente de la Capital Federal.
Ante la inminencia del Día del Niño, observamos que la campaña iniciada continúa con fuerza, haciendo que el discurso auto victimizante esgrimido ingrese a diversos programas de difusión masiva y sea adoptado sin ningún tipo de análisis o reflexión crítica por los seguramente bienintencionados conductores y/o periodistas.
Como expresábamos en nuestro documento anterior, no dudamos que existan casos en que por muy diversas razones se produzcan situaciones de alejamiento o ruptura de vínculos entre padres e hijos/as como consecuencia de decisiones que pueden ser consideradas arbitrarias.
Pero este no es el caso en la presente situación. Tal como está planteada por estas asociaciones de padres – en su absoluta mayoría hombres - que se presentan ante los medios y la opinión pública, se trataría de una verdadera epidemia de mujeres malvadas, que por despecho al haberse frustrado la relación de pareja, eligen ‘inocular’ en sus hijos ‘falsos recuerdos’ de maltrato y/o abuso sexual del que habrían sido víctimas, a fin de vengarse de sus ex cónyuges privándolos de su derecho como padres a continuar con esos vínculos.
Esta campaña tiende a confundir al público en general, que por lo común no está informado sobre la especificidad de este tipo de litigios – y no tiene por qué estarlo. Entendemos que es de esta buena fe de la que se aprovechan estos individuos, para así influenciar a los medios y a los propios jueces en sus decisiones.
La mayoría de los profesionales que intervienen en la protección y defensa de estos niños, niñas y adolescentes, conoce el alcance y la magnitud de las difamaciones y amenazas que acompañan su desempeño profesional y que son llevadas a cabo por estos ‘señores’. Algunos y algunas han debido soportar y afrontar demandas judiciales, de estas mismas personas, que primero han amedrentado y silenciado a sus propios hijos/as con sus actitudes y actos abusivos.
En recientes fotos publicadas por los medios, aparece entre muchos hombres una mujer – una sola – como para quebrar la idea de que estas acciones son en contra de las mujeres.
Es importante señalar que ASAPMI no está embarcada en ninguna causa que implique la ruptura de las familias, ni la separación arbitraria entre padres e hijos. Por el contrario, nuestro accionar apunta a favorecer todas las acciones que tiendan a que los niños, niñas y adolescentes tengan la posibilidad que por derecho les pertenece de transitar una vida plena, rodeados de los cuidados, protección y amor que les son debidos, por su condición de personas que transitan la etapa del crecimiento.
Es cuando esto no sucede que se plantean las situaciones que llevan a los litigios en sede judicial y a las que nos estamos refiriendo.
Es bueno aclarar, que en estos casos lo que está en juego no es el acuerdo sobre una cuota alimentaria o un régimen de visitas, como sucede en la mayoría de los juicios de divorcio. Se trata de situaciones donde ha sido necesario dictar medidas cautelares que llevan a propiciar el alejamiento o restricción de acercamiento del padre acusado hasta tanto se sustancien los motivos de la demanda.
Otro argumento muy esgrimido en esta campaña en forma creciente, y repetido sin reflexión crítica por parte de muchos y muchas periodistas, es el de que hay una enorme cantidad de falsas denuncias de abuso sexual. Esta afirmación carece de ninguna base cierta, porque, por el contrario, las investigaciones científicas realizadas en países como EE.UU. y Canadá y Australia, apuntan a desvirtuarla, haciendo ver que en primer lugar, el porcentaje de falsas denuncias es ínfimo no solamente en relación al número de pedidos de tenencia en casos de divorcio (frente a 9.000 casos de disputa por tenencia sólo el 1.9% incluyó denuncias de abuso sexual en una de las investigaciones más importantes [citado por Faller, K.C. 2003]), sino que, dentro de las denuncias de abuso sexual, el porcentaje de falsas denuncias es menor al 10%.
Por ello, apelamos a que estos temas no se traten livianamente, que por lo menos surja la pregunta acerca de cuál es la razón por la que estos padres afligidos están alejados de sus hijos, además de la razón que aducen y que siempre apunta a dejar su responsabilidad afuera.
Muchas veces, son los propios hijos e hijas quienes se niegan a ver a su padre, como resultado de las tremendas huellas dejadas por el comportamiento de ese mismo padre reclamante.
Por último, desalentamos absolutamente las generalizaciones, convencidos de que cada situación es única y particular y merece ser considerada en toda su complejidad, y fundamentalmente en el derecho de los niños y las niñas a vivir con amor, cuidado y protección. El derecho de los padres debe ser ejercido en este marco, y no en la creencia de ser los ‘dueños’ de su descendencia.